Carmen Thomàs | Reportaje
- El papel de la mujer en el cine se limitaba, durante el franquismo, a la representación de un único rol.
- En el caso de las películas extranjeras la censura actuaba modificando el guión o "cortando" si el personaje no encajaba con el patrón impuesto.
- En la actualidad no se muestran cambios significativos dentro de los roles alejados de las películas "de autor".
Los papeles femeninos en el cine
dependen de factores muy dispares a los de sus análogos masculinos. Si bien la
gran mayoría de los actores famosos han podido pasar por listas de “los 100
hombres más atractivos del panorama Hollywoodiense” estos factores no son
equivalentes a reconocimiento profesional. En el caso de las mujeres, esta
necesidad de reflejo en las listas amarillistas es prácticamente imprescindible
si se quiere, no sólo ser buena, sino destacar. La razón principal por la que
se produce esta clara discriminación tal vez se halle en el propio uso que se
le ha dado al papel femenino dentro del cine: ¿Existe la posibilidad de que
impere la importancia del talento en el hombre, y del simple atractivo en la
mujer? Sí, pero la raíz de esto tal vez radique en la posibilidad de que el papel de la mujer en el cine se ha
limitado a la representación de roles.
El cine y la mujer ha sido tema
de controversia y confrontación desde el comienzo de su existencia, principalmente en épocas de dictadura.
Fátima Gil Gascón analiza en su
tesis “Construyendo a la mujer ideal” doscientas treinta de las casi mil cuatrocientas películas realizadas en
España entre 1939 y 1963, época en la que el franquismo servía de pauta
para absolutamente todo y en la que el cine era también un medio de control
social que indicaba los pasos que debía seguir el buen ciudadano. La autora
destaca el análisis de éstas por ser las más “taquilleras”. Llamémoslas “conocidas”;
no en vano en España no se instauró el control de taquilla hasta el año 1964.
“En la España franquista imperaba
un sistema moral maniqueo con firmes y netas distinciones entre lo correcto de
lo incorrecto. En este entramado se establecía que la mujer debía ser hogareña,
obediente, sumisa, disciplinada, alegre, sufrida, leal y decente. Sin embargo
era una sociedad contradictoria en muchos aspectos. A pesar de las férreas
reglas morales, por ejemplo, la prostitución era legal desde 1941. El régimen acepta
la presencia de prostitutas en casas “de tolerancia” reglamentadas y
organizadas. “
Estas ideas aparecen también en el
cine de la época, ridiculizando o manifestando animadversión hacia los
personajes que no entran en los patrones de buena moral y conducta
preestablecidos: “Clara, la protagonista de Ídolos
es una bella actriz que a pesar de vivir en Francia ha sido educada por una madre
española. A los productores del país vecino les sorprende “la estructura moral
de Clara” que no se deja comprar como el resto de sus compañeras. “Yo sólo temo
a mi conciencia” afirma la protagonista. “
Pero hay más películas en las que
se muestra también la otra cara de la moneda: En el caso de Murió hace quince años se nos presenta a
Irene, una mujer rusa de la que el protagonista se enamora, y que además
pertenece al partido comunista. Irene es incapaz de mantener una relación
amorosa o de compromiso con nada que no sea el propio partido. “En un mundo
comunista no parece, pues, tener cabida el amor o las relaciones de pareja, sino
solo los objetivos políticos, la promiscuidad y el deseo”.
Ésta era una de las formas en las
que la imagen de la mujer, tan
idolatrada como desvirtuada, se utilizaba con el fin de proyectar imágenes
concretas. Las protagonistas (mayoritariamente secundarias) eran siempre
reflejo de buena conducta, acorde con los patrones que dictaba el régimen.
En el caso de las películas
extranjeras donde la mujer representaba una amante de personalidad más o menos
fuertes se tomaban dos medidas: O no llegaban a visualizarse nunca o se modificaban
de manera que los protagonistas no siguieran el guión original. Un ejemplo
escabroso es el de Mogambo (1951,
John Ford) en la que se censuró el guión
y modificó la traducción, de tal
manera que los dos protagonistas “eran hermanos”. Cabe destacar que la gente no
llegaba a entender del todo el por qué se besaban en la boca.
No obstante Laura
Freixas destaca que a estas alturas, y aunque parezca mentira, los ideales de
las mujeres en el cine siguen siendo los mismos. “Sólo representan a Eva o a María, es decir, o
a la mujer atractiva y joven o a la que representa el ideal de la madre
dispuesta a sacrificar su vida y renunciar al poder”.
Los filmes
llegados tras la censura podían representar mejor el destape, pero no mostraron
signos de que más allá de las fronteras se planeara una imagen de la mujer más
realista: Seguía basándose en los roles.
Un ejemplo de
película censurada en España es “El
desprecio” (“Le mépris”, 1963, Jean Luc Godard) estrenada en España en 1977
y que, si bien muestra sin tapujos escenas íntimas y conversaciones
filosóficas, no se libra del complejo femme
fatale que ha de llevar consigo un icono de la época; la menospreciada
Brigitte Bardot. El personaje de Camille
se muestra en el film como una idea sexual, debido a su atractivo, y por lo
tanto se descarta como mujer que represente cualquier otro ideal.
La conclusión fue que tras la censura se desvelaron distintas tipologías de
personajes femeninos, pero todas talladas sobre los mismos patrones.
¿Significaba el "destape" sexual un avance en el tratamiento de los
roles? Sería difícil argumentar una respuesta afirmativa, en cuanto a que la no
censura se utilizó más para mostrar la desnudez e igual para modificar el
patrón de los guiones.
No obstante se reconocen voces entre la
inmensa mayoría que surgieron a partir de la desaparición de la censura y que
han significado una voz para la mujer, una de las más reconocidas
internacionalmente: Pedro Almodóvar. “Él estuvo en el lugar
correcto, en el momento perfecto. Sus películas llegaron en una época histórica
que cultivarían sus éxitos, este momento era el movimiento madrileño (conocido como
La Movida) y, más específicamente, el
movimiento feminista. ” Afirma Éric López en su estudio sobre el tratamiento de
la mujer en el cine de Almodóvar.
Almodóvar también reconoce
que sus películas hablan al movimiento feminista. Por ejemplo, cuando habló
sobre Pepi, Luci, Bom, y otras chicas del
montón, dijo que “[Pepi…] es una película feminista porque trata de mujeres
absolutamente dueñas de sus destinos. Es una historia de seres fuertes y vulnerables que se entregan a pasiones, que sufren,
aman y se divierten.”
Tal vez el análisis
fílmico de las películas más actuales deba hacerse de aquí a unos años con el
fin de “comparar” posibles avances, si bien es cierto que la mujer representa
hoy en día un papel importante dentro del cine (cinco de los nueve miembros del
jurado del Festival de Cannes son mujeres) y cada vez hay más realizadoras, no se muestran cambios
significativos en los roles pertenecientes a películas independientes, o “de
autor”.
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