Llanos de la Rosa Cifuentes | Despiece
Muchas son las
nuevas posibilidades de publicación para los escritores que inician su carrera
como tal: agentes literarios, concursos, autoedición, literatura online
editoriales independientes… Pero la crisis agudiza el número de autores que
tienen que recurrir a estas opciones, con lo que, a mayor demanda, más escritores que se quedan sin ver sus
obras publicadas.
El mundo de las
letras valencianas ve ampliadas las complicaciones, no solo para los noveles,
también para algunos de los ya consagrados.
“La falta de promoción y ayudas institucionales, y el escaso índice de
lectura hace que la literatura en valenciano dependa en exceso de los premios literarios”,
denuncia Josep Espinós Felipe. Este escaso impulso lleva a un mínimo
reconocimiento de los escritores valencianos. Además, Espinós Felipe apunta
otra causa para este fenómeno de desconocimiento: “La fragmentación del mercado
literario catalán, que dificulta la difusión de los escritores valencianos en
Cataluña”.
Contra esta
ruptura trabajan editoriales como Bromera. Uno de sus responsables,
Josep Gregori, desvela que la idea de esta empresa es, por un lado responder a
la demanda social de “una parte importante de nuestra sociedad, para la cual el
valenciano es la lengua materna y que, por tanto, la entiende como herramienta
para acercarse a la realidad”. Pero también pretenden conseguir nuevos lectores
en valenciano, “porque es la manera de consolidar el valenciano que aprenden en
la escuela”, descugre Gregori.
También cabría
pensar que existe un bajo porcentaje de lectores en valenciano. “Es posible que
en ámbitos en los que no se utiliza en valenciano, las cifras de los índices de
lectura sugieran un reducido número de lectores”, apunta el editor Josep
Gregori. Sin embargo, también señala que existe un número mayor al que reflejan
algunas instituciones. Por ejemplo, durante las Trobades d’Escoles en Valencià se reúnen al año miles de niños,
padres y educadores que “apuestan por vivir y, por supuesto, leer en valenciano”.
Con este tipo de
actos se desmiente y sorprende a aquellos que que creen que el valenciano es
una lengua con pocos hablantes y menos lectores. Y, como señala el editor de
Bromera: “Para mantener una lengua viva es imprescindible que sus hablantes la
utilicen oralmente, pero también que tengan a su alcance una literatura en
movimiento, con novedades constantes y sin complejos, que aborde los mismos
géneros y temas que las lenguas mayoritarias”.