Llanos de la Rosa Cifuentes | Reportaje| Literatura
- La literatura en lenguas cooficiales todavía no ha recuperado el nivel previo al franquismo
- Editoriales como Bromera luchan por dar a descubrir autoras valencianas y reconocer a otras tan consagradas como Isabel-Clara Simó
- "Mientras existan creadores en valenciano, la cultura no morirá", manifiesta la escritora ilicitana Vanessa Díez Tari
A veces, las represiones
(o más bien los represores) no se conforman con controlar las ideologías,
religiones o costumbres, si no que quieren atacar también a las expresiones culturales, quizá porque
estas son una forma de expresión de las anteriores. Para cohibir a un pueblo
artísticamente, basta con empezar por la expresión más simple: la palabra. Y
eso sucedió durante casi cuarenta años en algunos territorios de España. En
palabras de Luis de Galinsoga, periodista y político español que ocupó la dirección de La Vanguardia Española de Barcelona durante veinte años
por designación del gobierno franquista, consistía en: "Pensar como
Franco, sentir como Franco y hablar como Franco, que hablando en el idioma
nacional, ha impuesto su victoria". Y la zona valenciano-parlante no se
libró de esta censura lingüística.
Con la muerte
del dictador y la llegada de la democracia, era de esperar que el bilingüismo
en algunas zonas de España volviera a la normalidad. Pero, 39 años después,
todavía no se ha logrado ese nivel. “Por una parte existe una producción
literaria importante, y en progresión, que ha conseguido consolidar una
elaboración que antes de la democracia
era casi inexistente”, apunta Joaquim
Espinós Felipe, profesor de literatura catalana, cine e imagen en la universidad de Alicante (UA). En esta línea de
optimismo también aparecen algunos escritores. Vanessa Díez Tari, escritora
ilicitana y responsable de la revista literaria Letras en
vena, cree que “mientras
existan creadores en la lengua valenciana la cultura de la misma no morirá”.
Además, Díez Tari considera que la lengua valenciana se encuentra “muy viva”.
La autora también se muestra firme a la hora de explicar el posible rechazo
hacia la cultura en valenciano, frente a una censura por parte de las
instituciones. “Históricamente el valenciano se asociaba a un nivel social más
bajo, y eso se ha mantenido”, señala.
Sin embargo, Josep
Gregori, editor de Bromera, considera
que el valenciano se encuentra “En una posición muy mejorable respecto a la
situación deseable y a los objetivos que trazaba la Llei d’Ús i
Ensenyament en Valencià”. A
pesar de ello, Gregori se muestra positivo: “Las líneas de enseñanza en
valenciano y la incorporación de Llengua, así como otras asignaturas impartidas
en valenciano en los planes de estudios de las líneas en castellano, han
favorecido mucho el número de lectores que pueden enfrentarse sin miedo a un
texto en valenciano”. Precisamente, Bromera solo publica obras
en valenciano, ya sean originales o traducidas de otras lenguas y potencia la
edición de libros educativos e infantiles.
Entre los libros
que edita Bromera se encuentran las
obras de Isabel-Clara Simó, desde su primera obra Julia hasta las más recientes. “La autora cuenta con un público
fiel y una crítica positiva avalada por numerosos galardones”, explica Josep
Gregori, quien agrega que Simó.
“Es, sin duda, un referente imprescindible de nuestra literatura”.
Pero también
destacan otras autoras, a pesar de que continúa siendo mayor el número de
escritores. “Aún así, la tendencia de los últimos diez años indica que cada vez más escritoras han
consolidado su carrera literaria como sería el caso de Esperança Camps, Anna Moner,
Raquel Ricart, Teresa Broseta, M.
Jesús Bolta, M.
Dolors Pellicer, Fina
Girbés…”, enumera el editor.
Uno de los libros más conocidos de la autora alcoyana |
Por su parte,
Joaquim Espinós puntualiza que la producción literaria valenciana de mujeres es
mucho mayor en el campo de la poesía, “aunque últimamente se han incorporado
narradoras interesantes”. Lo ejemplifica con algunas escritoras de la anterior
enumeración y añade a Lliris
Picó. Vanessa Díez Tari tampoco olvida a otras escritoras catalanas de
relevancia ya desaparecidas como Mercè Rodoreda o Monserrat
Roig. También denuncia que “hasta que uno/a no mete la cabeza en el tema no
se da cuenta del gran número de autoras en valenciano y catalán que existen”.
Esta escritora ilicitana fue consciente gracias a la antología Donzelles de l'any 2000, que
es una recopilación con veintisiete escritoras nacidas alrededor del año 1970,
introducidas por poetas de la generación anterior, siguiendo como referente una
selección anterior hecha por Maria-Mercé Marçal, Paisatge emergente: Treinta poetas catalanas
del siglo XX.
Y si hablamos
del reconocimiento que reciben todas estas novelistas, periodistas y poetas, la
escritora Díez Tari apunta que sí existe una valoración hacia ellas, ya que en
las comunidades donde existen lenguas cooficiales “aparece una preocupación
especial por su conservación y por cuidar a sus creadores y creadoras”.
Entonces, ¿por
qué parece que las escritoras en otras lenguas del estado sufren un olvido
general? La responsable de Letras en vena
considera que “no depende de una lengua, aunque se pueda ver afectada, depende
del tiempo libre que la gente dedique a las actividades culturales, a la
lectura”. La causa es un empobrecimiento del nivel cultural de una población
donde solo el 62% le habitualmente. “ I això és trist (Y eso es triste)”,
concluye Díez Tari.
[Nota: Este reportaje ha sido escrito por una albaceteña a la que le habría encantado poder redactarlo también en valenciano, y que trabaja en que su nivel, en proceso algún día, se lo permita]
[Nota: Este reportaje ha sido escrito por una albaceteña a la que le habría encantado poder redactarlo también en valenciano, y que trabaja en que su nivel, en proceso algún día, se lo permita]
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