lunes, 17 de febrero de 2014

Alma Rose, una directora empañada por el horror

Aitana G.Cantos | Despiece

  • Alma Rose fue una prestigiosa violinista y dirección de orquesta
  • Su condición de judía truncó su carrera profesional y la convirtió en directora de la orquesta femenina de Auschwitz
  • Gracias a su labor, consiguió privilegios para la formación musical

Si se pregunta a los directores de orquesta actuales por sus referentes en esta disciplina, entre las respuestas que ofrecen no se puede encontrar a ninguna mujer. La figura de la mujer en la música clásica ha estado invisibilizada durante siglos, y como explica Pilar Vañó, profesora de Dirección de Orquesta en el conservatorio superior `Joaquín Rodrigo´ de Valencia, la entrada de éstas en las orquestas ha sido “demasiado tardía”, por lo que añade: “si bien era difícil ser componente de una de ellas, mucho más era subir al podio”.
Sin embargo, Vañó recuerda a algunas de las pioneras en empuñar una batuta: Alma Rose (1906-1944) Ethel Leginska (1886-1970) y las hermanas francesas Nadia Boulanger (1856-1935) y Lili Boulanger (1893-1918). Unas mujeres cuya unión con la música clásica las ha convertido en las heroínas que representan el primer binomio de mujer-dirección orquestal. Y entre ellas, la historia de Alma Rose, célebre y tan llena de luces y sombras como la misma música de su tío, Gustav Mahler, es digna de ser rescatada de los pentagramas.



Alma Rose posa con el violín
Los comienzos de Alma Rose estuvieron ligados al violín, aunque en 1932 fundó  la orquesta femenina Die Wiener Walzermädeln (Las valsistas de Viena), con la que recorrió el viejo continente cosechando éxitos. Una carrera musical que se vio truncada cuando ascendió al poder el nacionalsocialismo y ella quedó marcada por su condición de judía. Después de una huida de cuatro años para escapar de las garras de los nazis, en 1942 la Gestapo la arrestó y en 1943 fue deportada al campo de concentración de Auschwitz, lugar en el que se consolidaría su leyenda.

Ese mismo año, se puso en marcha la orquesta femenina del campo de exterminio por iniciativa de María Mendel, la jefa de campo popularmente conocida como La Bestia por el sadismo de su conducta con los prisioneros. Sin embargo, el incondicional amor por la música de la guardiana motivó la creación de este grupo de músicas que acompañaban a los condenados a la cámara de gas, a los nuevos reclusos en su llegada o a las altas autoridades que visitaban aquel infierno.

Pero esta primera banda sufrió un cambio radical con la entrada de Alma Rose en julio de 1943. La directora cogió las riendas del proyecto y alzó el nivel de aquel grupo de mujeres al de una orquesta de ejecución excelente. De hecho, la labor musical permitió que los miembros del conjunto gozaran de ciertos privilegios: los alejaron del hacinamiento en habitaciones y pasaron a ocupar estancias para unas diez personas, no realizaban trabajos manuales pesados y disponían de ropa adecuada. Una serie de concesiones que se acrecentaban en la caso de Alma Rose, nombrada Kapo y beneficiaria de un dormitorio propio y raciones adicionales.



Alma Rose contó con el beneplácito de la guardia nazi y tanto Maria Mendel como Josef Kramer y Josef Mengele le brindaban un gran respeto inequiparable al trato que recibían el resto de judíos. Su figura, por ello, ha sido objeto de controversia entre las dos profesionales con las que contaba la orquesta y que describen a la directora de manera muy dispar en sus respectivas memorias. Mientras que  la chelista Anita Lasker-Wallfisch valora positivamente su compromiso con los miembros del conjunto, pues ninguno de ellos fueron asesinados; la vocalista y pianista Fania Fénelon la define como una “autócrata fría” que impartía órdenes de forma abusiva.

Independientemente de la polémica que suscita la supervivencia y el dolor de haber sido carne de campo de concentración, Alma Rose falleció víctima de una enfermedad que contrajo en la primavera de 1944 y con ella, murió la orquesta femenina. Al fin y al cabo, como expresa el filósofo Juan Antonio González Fuentes, su talento es y fue “indiscutible”.



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