Aitana G.Cantos | Entrevista
Pilar Ramos
es profesora titular de la Universidad de La Rioja. Licenciada en Musicología y
doctora en Historia del Arte, ha realizado investigaciones en el campo de la
musicología feminista, una disciplina que analiza a las mujeres en su relación
con la música. Entre sus numerosas publicaciones destaca el libro `Feminismo ymúsica. Introducción crítica´, un texto que ofrece una visión general sobre los
estudios centrados en esta especialidad. Ramos no asume tópicos, sin embargo,
reconoce que la historia ha “obviado” las experiencias de las mujeres a menudo.
¿En qué grado la musicología feminista tiene
un carácter reivindicativo?
Por el hecho
de ocuparse de las mujeres la musicología feminista es reivindicativa. Ahora
bien, dado que en general se asume que las mujeres forman parte de la historia,
una mala investigación (mala en el sentido de aportar pocas novedades) será
irrelevante, y por tanto, su valor reivindicativo será nulo. Más bien reforzará
estereotipos, como “mucha ideología, pero de historia, ni idea”. Es decir, la
musicología feminista, como cualquier corriente historiográfica que no sea la
mayoritaria, será vigilada con especial atención, y por ello hay que esforzarse
en trabajar bien.
Pilar Ramos, investigadora en musicología feminista. / Imagen cedida |
¿Desde qué punto de partida arranca la
musicología feminista para recuperar a una mujer invisibilizada durante siglos
en este género?
La mujer no
ha estado invisibilizada en el mundo musical. Todo lo contrario, desde que
tenemos documentos escritos e iconográficos ha sido visible, como compositora,
como intérprete, como maestra de capilla, como público, como mecenas, como
editora, como investigadora, como coleccionista de instrumentos, etc. Otra cosa
es que no aparezca apenas en los libros de historia de la música escritos entre
1870-1970. Pero esa es otra historia.
En su obra `Feminismo y música´, realiza la
propuesta de análisis al considerar que el género es determinante a la hora de
escribir la historia. ¿Por qué?
Es
determinante porque en Occidente las ideas de género, es decir, las ideas sobre
las conductas que se consideraban adecuadas para un hombre o una mujer han
canalizado sus respectivas actividades y modos de pensar. Ahora bien, en la
historia también son determinantes la religión, la economía, la política o la
estructura social. Lo que sucede es que mientras que estas tres se han venido
considerando de manera generalizada en los libros de historia ya desde el siglo
XIX, las vicisitudes específicas vividas por las mujeres han sido simplemente
obviadas con demasiada frecuencia.
¿Desde qué perspectiva se plantea la
musicología feminista los problemas en la historia de la música?
La
musicología feminista no puede plantearse todos los problemas de la historia de
la música. Por ejemplo, puede ser irrelevante si queremos saber el tempo al que
deben tocarse algunas piezas de Beethoven cuyas indicaciones metronómicas son
muy controvertidas. Otros temas, como por ejemplo la recepción de algunas
óperas pueden verse enriquecidos si en ellos se estudia el papel que ocupan las
mujeres. En ocasiones, sin estudiar este aspecto (el papel de las mujeres, ya
sea como símbolo, como público, o como intérpretes) solo alcanzamos a tener una
visión muy parcial de un problema.
¿Existe música cuyo contenido puede ser
ofensivo para las mujeres? ¿Puede explicar cuál?
El que la
música tenga contenido o no ha sido un tema eterno de debate ya desde la
filosofía antigua. En general, solemos adscribirle el significado de su texto.
Dejando al margen los textos de mofa, que no me parece que sean ofensivos puesto
que pertenecen a un juego, hay algunos casos en el repertorio de lieder o en la
ópera. Pero aún en éstos, se produce un fenómeno que no tiene paralelo en la
literatura o en la pintura, según mi parecer. Y es que el intérprete puede, con
la calidad de su voz, subvertir ese significado. El calificativo de 'ofensivo'
queda un tanto cuestionado porque en muchas ocasiones esos textos son cantados
por mujeres, que los interpretan tan bien que diluyen la ofensa, le restan
credibilidad. Y aun cuando no es la mujer la que canta, el texto también puede
quedar desmentido.
Por ejemplo, es evidente que el duque de Mantua desprecia a las mujeres en Rigoletto, que tampoco aprecia mucho más a los hombres. Pero precisamente esa ópera exalta dos tipos de mujeres, la mujer pura y la casquivana tabernera, las dos tienen las ideas muy claras y actúan en consecuencia. Son todo lo contrario a la volubilidad, desmienten categóricamente todo el texto de “La donna è mobile”, la canción preferida del Duque.
Por ejemplo, es evidente que el duque de Mantua desprecia a las mujeres en Rigoletto, que tampoco aprecia mucho más a los hombres. Pero precisamente esa ópera exalta dos tipos de mujeres, la mujer pura y la casquivana tabernera, las dos tienen las ideas muy claras y actúan en consecuencia. Son todo lo contrario a la volubilidad, desmienten categóricamente todo el texto de “La donna è mobile”, la canción preferida del Duque.
Cuando comienza la musicología
feminista sigue una línea tradicional
del estudio, sin embargo, a partir de los años 90 se produce una nueva ola en
la forma de enfocar las investigaciones. ¿Qué provoca ese cambio? ¿Hacia dónde
se reorientan los estudios?
El cambio lo
provoca el posmodernismo, con su cuestionamiento general de las tradiciones y valores
de las disciplinas académicas. Los estudios se reorientan hacia los
significados, las funciones, el público, los intérpretes. Es decir, se alejan
de esa limitación que hasta entonces había supuesto la obsesión por la
partitura y su análisis.
¿Cómo hacer desaparecer los prejuicios
existentes en la música clásica, como por ejemplo, que una mujer toque la
trompeta y un hombre una flauta dulce?
Bueno, hay
varones que son excelentes flautistas de pico. En España tenemos varios
estupendos, David Antich, que recuerde ahora mismo, por cierto que él toca en
un grupo, Harmonia del Parnàs,
dirigido por una mujer, Marian Rosa Montagut. Y en la Filarmónica de Berlín ya
hay varias trompas mujeres, ahora mismo no recuerdo si trompetistas también. Me
parece que ese tema en los últimos años ha variado bastante.
La composición y la dirección orquestal son
dos de las especialidades consideradas más “masculinas”. ¿De qué manera ambas
van rompiendo los estereotipos socialmente creados? ¿Lo tienen más difícil las
mujeres que se dedican a ello por su condición?
Es un hecho
que las mujeres siguen siendo minoría en las aulas de composición y en las de
dirección. Sin embargo no lo son, o al menos no en esa proporción tan grande,
en las clases de piano, de violín o de percusión. Eso también sucede con
ciertos estudios de ingeniería o de matemáticas. No obstante, una cosa es que
las mujeres sean minoría y otra cosa distinta es que lo tengan más difícil.
Desde luego se las va a observar más, como a toda mujer en un puesto elevado,
pero no sé si es justo decir que lo tienen más difícil. No he hecho
investigaciones en ese sentido, ni he leído estudios recientes sobre ello. Y no
me gusta asumir tópicos.
¿Ha cambiado la presencia de la mujer en la música clásica en los
últimos años?
Como decía
antes, respecto a la presencia de mujeres en los distintos atriles de las
orquestas, sí que se observa una diferencia. También en la mayor programación
de obras de mujeres en los conciertos. Se han hecho accesibles obras de
compositoras antiguas y contemporáneas que hace 10 años simplemente era
imposible escuchar. Y se escribe más acerca de ellas. Un aspecto negativo es
que muchas veces los historiadores, y las historiadoras también, escriben
acerca de las mujeres, y especialmente acerca de las mujeres de otras épocas,
como si estas hubieran sido hombres. Me explico, se escribe sobre ellas
ignorando la historia de las mujeres, sus particularidades, lo que podían y lo
que no podían hacer.
¿Cuánto camino queda por recorrer?
La música no
se hace en una torre de marfil o en un paraíso aislado del mundo. Si lo que
queremos es que hombres y mujeres disfruten de la música y desarrollen al
máximo sus posibilidades musicales, queda mucho por hacer en Occidente y en
otras latitudes. Especialmente en un contexto y en un país como España donde
hay tanta pobreza, y por pobreza me refiero a lo más elemental: falta de
trabajo, de casa y de comida.
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