Portada de la revista el 'Postismo' |
Carmen Thomàs | Despiece
Como puede leerse en el Segundo Manifiesto, publicado en un número especial de 1946 de La Estafeta Literaria, el ‘postismo’ como tal es una contracción de ‘postsurrealismo’.
El postismo se concibió entonces como un movimiento marginal que en un principio quiso significar “el ismo que viene tras todos los ismos”, es decir; con esta denominación pretendían que este movimiento fuera la síntesis de todas las vanguardias literarias anteriores.
El 20 de enero de 1945 los diarios madrileños ABC, Arriba y Pueblo publican el siguiente anuncio:
España lanza el Postismo. Un grupo de jóvenes poetas y artistas acaba de lanzar en Madrid el programa de un nuevo movimiento de tendencia plástico literaria. Son sus fundadores Eduardo Chicharro (hijo), Carlos Edmundo de Ory y Silvano Sernesi, un pintor y dos poetas, y le llama a este movimiento Postismo.
Este movimiento viviría por tan sólo cinco años más, hasta 1950. La cerrazón ideológica de la época y una cierta incomprensión en cuanto a lo que las vanguardias literarias se refiere sirvieron para apagar lo que en un principio se esperaba como un movimiento perdurable.
Tal y como han apuntado Francisco Nieva en sus trabajos acerca de Fuertes y Douglas Benson, doctor y profesor de Lengua Española en la Universidad de Kansas, Gloria Fuertes participó por un tiempo en el grupo de los postistas, pero pronto se asignó su propio camino.
"Su obra tiene mucho en común con los poetas de la segunda generación de posguerra, como Angel González, Jaime Gil de Biedma y José Ángel Valente, ya notado por Debicki y otros, pero su poesía es mucho más abierta a los lectores de todos los estratos sociales que la de ellos", apunta Benson. Según Benson, la capacidad de Fuertes a la hora de manejar fuentes tan diversas y su virtuosismo verbal ha dificultado el hecho de que "creara escuela" en su momento, si bien en las últimas tres décadas han habido aproximaciones estilísticas, pero no con el impacto que Fuertes provocaba con sus poemas.
"No hay duda de que pudo modelar cómo se puede crear una poesía con estrategias muy semejantes a las del barroco, engastadas en una forma asequible para todos y sin participar en el diálogo de "la poesía para los poetas" y para élites de otros grupos".
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