Aitana G.Cantos | Despiece
Hace algunos años la artista
norteamericana Nancy Spero afirmaba sentirse “víctima como mujer y como
artista” y consideraba que las artes estaban “gobernadas por las ‘leyes’
tácitas de supremacía masculina”. La última encuesta del Instituto Nacional de
Estadística sobre estudiantes que
finalizaron sus estudios superiores de BellasArtes en el curso 2010-2011 revela que
de los 1.748 titulados en total 1.145
eran mujeres. Estas cifras revelan una tendencia que ha cambiado en los últimos
años, aunque la igualdad en esta área aún se resiste.
El estudio
Galerías, galeristas y artistas españolas señala que el 34,3% de
galerías españolas están dirigidas por mujeres, frente al 47% dirigidas por
hombre y un 18,6% restante al frente de las cuales se sitúan parejas de hombres
o de hombres y mujeres. Según el texto
Mujeresy Cultura. Políticas de Igualdad, en cuanto a las exposiciones individuales
que ha observado el Consorcio de Galerías de Arte Contemporáneo,
de las 177 programadas
sólo 34 eran de mujeres.
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Libro Mujeres y Cultura. Políticas de Igualdad publicado por el Ministerio de Cultura. |
La evidencia más tangible de esa
desproporción entre el número de mujeres y de hombres es en los fallos de los
premios. El Premio Nacional de Artes Plásticas que convoca el Ministerio de
Cultura desde 1994 ha sido concedido a dos mujeres en sus 15 ediciones:
EvaLootz (1994) y
Esther Ferrer (2008). En la misma línea, el Premio Velázquez que
concurre desde 2002 sólo tiene a Doris Salcedo en su lista. Mientras que el más
longevo de los galardones,
el Premio Príncipe de Asturias de las Artes no ha
reconocido a ninguna mujer desde su creación en 1981.
En cuestión de reconocimientos,
parece que se trata de una partida perdida según el libro
Mujeres y Cultura. Políticas de Igualdad. A pesar de ello, el dato
del INE constata que hace un par de años había un tercio más de nuevas
tituladas en Bellas Artes frente al número de hombres. Una cifra que se dibuja
como prometedora de cambios. Además, como recuerda la artista
Pilar Viviente:
“Antes éramos muy pocas y ahora son muchas más alumnas en las aulas”. Y es una
profunda esperanza que esa diferencias en los centros educativos se confirmen
en unos años.