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miércoles, 30 de abril de 2014

La Generación Reflexiva, un momento congelado en el tiempo

Aitana G.Cantos | Despiece

Los expertos en arte Manel Clot y José Méndez publicaban a mediados de agosto de 1989 un artículo en el diario El País en el que afirmaban que había nacido una nueva generación de artistas en la reciente España democrática. Según aseguraban, la “generación reflexiva” agrupaba a un conjunto de jóvenes artistas que huían de la “pintura feliz” y que intentaban establecer “nuevas fronteras”. Alex Gorneman, Darío Álvarez Basso, Magdalena Durán o Pilar Viviente, entre otros.

Sin embargo, el estudio de esta oleada de jóvenes artistas que se calificaban como multidisciplinares y comprometidos con su entorno no ha profundizado y no se encuentran documentos que analicen a esta nueva generación. Se entiende, por tanto, que se trata de un término complejo y, como subraya la artista Pilar Viviente, “delicado”.

“Después de las vanguardias aparece el concepto de todo vale, lo cual permite unas operaciones estratégicas financieras para crear productos que enriquezcan inversores. Pero se crea un vacío existencial e intelectual, un desacuerdo sobre cómo interpretamos esos 25 años de apertura de los mercados artísticos culturales en la España posfranquista”, explica Viviente.  Y añade que todo ello se conjuga en “un expresionismo salvaje de reivindicación del yo más último”. Consecuentemente, la conciencia de la generación posterior recibió el calificativo de “reflexiva”.

Según el historiador Pablo J. Ricoque ha analizado el concepto en su libro 25 años de arte en España. Creación en libertad, se trata de “un período de requiere interpretaciones más profundas”. “Una nueva generación en la que faltan muchos nombres y cuyas motivaciones tienen mucho que ver tanto con condiciones artísticas, por ejemplo, el fenómeno de las escuelas de escultura y su absoluto predominio en los años previos, y la brutal crisis económica a partir de 1992”, sostiene Rico.

Circunstancias políticas, económicas y sociales son las que parecen haber configurado esta generación reflexiva que, aunque haya sido el germen de grandes artistas de este país, paradójicamente carece de profundas reflexiones a su respecto.


Las cifras de la mujer en el arte en España

Aitana G.Cantos | Despiece

Hace algunos años la artista norteamericana Nancy Spero afirmaba sentirse “víctima como mujer y como artista” y consideraba que las artes estaban “gobernadas por las ‘leyes’ tácitas de supremacía masculina”. La última encuesta del Instituto Nacional de Estadística sobre estudiantes que finalizaron sus estudios superiores de BellasArtes en el curso 2010-2011 revela que de los 1.748 titulados en total 1.145 eran mujeres. Estas cifras revelan una tendencia que ha cambiado en los últimos años, aunque la igualdad en esta área aún se resiste.

El estudio Galerías, galeristas y artistas españolas señala que el 34,3% de galerías españolas están dirigidas por mujeres, frente al 47% dirigidas por hombre y un 18,6% restante al frente de las cuales se sitúan parejas de hombres o de hombres y mujeres. Según el texto Mujeresy Cultura. Políticas de Igualdad, en cuanto a las exposiciones individuales que ha observado el Consorcio de Galerías de Arte Contemporáneo, de las 177 programadas sólo 34 eran de mujeres.

Libro Mujeres y Cultura. Políticas de Igualdad publicado por el Ministerio de Cultura.

La evidencia más tangible de esa desproporción entre el número de mujeres y de hombres es en los fallos de los premios. El Premio Nacional de Artes Plásticas que convoca el Ministerio de Cultura desde 1994 ha sido concedido a dos mujeres en sus 15 ediciones: EvaLootz (1994) y Esther Ferrer (2008). En la misma línea, el Premio Velázquez que concurre desde 2002 sólo tiene a Doris Salcedo en su lista. Mientras que el más longevo de los galardones, el Premio Príncipe de Asturias de las Artes no ha reconocido a ninguna mujer desde su creación en 1981.

En cuestión de reconocimientos, parece que se trata de una partida perdida según el libro Mujeres y Cultura. Políticas de Igualdad. A pesar de ello, el dato del INE constata que hace un par de años había un tercio más de nuevas tituladas en Bellas Artes frente al número de hombres. Una cifra que se dibuja como prometedora de cambios. Además, como recuerda la artista Pilar Viviente: “Antes éramos muy pocas y ahora son muchas más alumnas en las aulas”. Y es una profunda esperanza que esa diferencias en los centros educativos se confirmen en unos años.


Las dos últimas exposiciones conjuntas de Viviente, tributo a Arthur Danto

Aitana G.Cantos | Despiece

Las dos últimas exposiciones conjuntas de Pilar Viviente han nacido como un tributo al filósofo y crítico de arte Arthur Danto y bajo el epígrafe Man Sun pretenden explicar cómo se pueden “crear comunidades a través del arte” que además sean sostenibles. En estas dos muestras, Viviente ha colaborado con Irene Caesar y con Eugene Hyon respectivamente. Según Viviente, las exposiciones  promovido el vínculo entre Altea, Moscú y Nueva York y la han relacionado a su vez con la Universidad Miguel Hernández como institución académica pública que “enseña, genera y promueve el conocimiento artístico”.

En diciembre de 2013, Pilar Viviente recibió a la artista nacida en San Petersburgo Irene Caesar que visitó Altea y la UMH para presentar la exposición “Man-sun: wave matrix in art” patrocinada por la Galería Klaus Kramer de Londres. Además,  Caesar impartió una serie de talleres y conferencias a los alumnos de Bellas Artes con técnicas de enseñanza innovadora dentro del área de Imagen y Dibujo Morfológico.

Pilar Viviente junto a una obra expuesta en la galería A Gathering Of Tribes de Nueva York./Imagen cedida.

Por su parte, en febrero de 2014 Viviente viaja a Nueva York para encontrarse con el fotógrafo Eugene Hyon y compartir la exposición “Urban landscapes and people: a symbiosis of nature and culture” en la galería A gathering of tribes. Según Viviente, es una muestra que trata de la necesidad de un “equilibrio orgánico” entre entorno urbano y humanidad.  “Habla de proteger la naturaleza y la cultura. De cómo estas coexisten para cubrir la necesidad humana de crear un espacio urbano adecuado y saludable para vivir”, apunta la artista.


Dos trabajos que aglutinan los conceptos clave de naturaleza, cultura y comunidad y que han creado un puente de unión entre tres ciudades dispares y lejanas. Rusia y Estados Unidos compartiendo arte a través de ese nexo que es Pilar Viviente.

Pilar Viviente, la cercana lejanía de una artista

Aitana G.Cantos | Reportaje

  • Un dibujo a su madre con cuatro años demostró su talento
  • Definida como artista conceptual multimedia, tiene "alma de pintora y música"
  • Perteneciente a la Generación Reflexiva
  • Su obra tiene un compromiso con la naturaleza

Descubrir a Pilar Viviente (Madrid, 1958) es toparse de bruces con la vocación, el entusiasmo y la esencia de una artista con todas las letras. Su pequeño primer paso en el mundo del arte se remonta al París de los años sesenta y aún se mantiene vívido en su recuerdo. Tenía tan sólo cuatro años cuando su madre, cansada de que no la dejara preparar la “tortilla de patatas” para la cena, le dio un folio y una caja de pinturas gouache. “Dibujé el retrato de mamá, una imagen en la que definí el rostro, el pelo y una boca con dientes de enfado pero que al mismo tiempo sonreía”, asegura Viviente. Un gesto breve e infantil que marcaría el principio de una historia dedicada al arte.

Primer cuadro de Pilar Viviente cuando tenía cuatro años a su madre. / Imagen cedida